miércoles, 28 de enero de 2009

Día escolar por la Paz

Con el lema de "No hay paz sin desarrollo" se celebró el Día escolar por la Paz 2009, en el IES Miguel Catalán. Alumnos y profesores mostraron su apuesta por la Paz en el patio de recreo, donde se leyó un manifiesto.



domingo, 25 de enero de 2009

Grupo que acaba sus estudios en el Centro (IM2B)

Foto del grupo IM2B (Imagen para el diagnístico), que ha terminado su estancia en el Centro en diciembre.

viernes, 23 de enero de 2009

Tuenti a debate

Interesante artículo sobre el empleo de esta red social por los jóvenes españoles y su repercusión social (blog-Bitácora de TIC).

Curso de Convivencia para Familias

En febrero, los cuatro miércoles de febrero, se va a desarrollar el curso-taller de convivencia y transformación de conflictos dirigido a las familias de nuestro alumnado.
La relación de padres y madres admitidos se puede consultar en la página del Instituto:
http://www.ies-mcatalan.com/
ACTIVIDAD: Taller "Aprendiendo a transformar los conflictos con los hijos/as: oportunidades para crecer y madurar"
DÍAS: 4, 11, 18 y 25 de febrero de 2009
HORARIO: de 17.30 a 20.00

miércoles, 7 de enero de 2009

Una nueva apuesta del Instituto Miguel Catalán: ahorrar papel

En España, el consumo per cápita de papel en 2007 supuso unos 175 kilogramos (medio kg por persona y día durante todo el año) según ASPAPEL, que es la asociación del sector papelero, lo cual representa un incremento del 50% desde el año 1990. Desde que la primitiva fábrica de Játiva lanzara su papel en 1150, impulsada sin duda por Jaime I de Aragón que quería utilizarlo para su archivo real, las prácticas productivas han ido cambiando. Después de aquellos comienzos, la fabricación y el uso del papel tuvo momentos de auge y otros de deterioro, especialmente tras la expulsión de los moriscos de España.


Una gran transformación en la fabricación se produjo a mediados del siglo XIX, tanto que hoy se elaboran unos 500 tipos del papel. En general, la industria papelera ha mejorado sus procesos; utiliza mecanismos que la hacen mucho más sostenible pues ahorra materias primas y energía, contamina menos. Sin embargo, asustan los datos de producción del año pasado (8,4 millones de toneladas) y de importación (4,3 millones) que casi servirían para sepultar el estadio de la Romareda en Zaragoza.

Los usuarios empiezan a introducir hábitos más cuidadosos en el uso del papel pero todavía no se han generalizado, queda mucho por hacer. Es verdad que el consumo de papel rinde beneficios sociales evidentes sobre todo en las relaciones personales y comerciales pero comporta unos graves impactos ambientales. La desaparición de grandes territorios de bosques primitivos en países como Camerún, Rusia, Brasil, Guinea Ecuatorial, etc. (tal como ha denunciado Greenpeace), la tala de los árboles que son unos de los principales sumideros del CO2 y generadores de O2, la contaminación del agua en sus procesos, la emisión de sustancias contaminantes a la atmósfera, la importante utilización de energía en sus procesos, etc., son algunos de sus efectos más evidentes. Ante estas cuestiones no nos podemos quedar inactivos, hemos de poner en marcha proyectos para mejorar el uso que cada uno hacemos del papel. Por eso, desde mediados del curso pasado se desarrolla en el instituto una intervención impulsada desde la Comisión Ambiental sobre el uso responsable del papel.

Con este plan se intentan dos modificaciones importantes: disminuir el consumo y recoger todo el papel que se utiliza en el instituto para darle un segundo uso. Ambas cuestiones son fundamentales para reducir los impactos ambientales del sector educativo. Requieren perseverancia para ir construyendo, entre todos, una sociedad con futuro que debe ser una intención principal de cualquier instituto. Para lograr la primera había que elaborar unas normas de uso del papel. Por eso se recomendaron mediante carteles algunas prácticas importantes: escribir todas las hojas por las dos caras, adecuar el tamaño del papel al uso que se le iba a dar sobre todo en las notas que se pasaban al profesorado, fotocopiar siempre por las dos caras, imprimir solamente lo necesario, impulsar la entrega de trabajos en medios informáticos, etc. Para conseguir la segunda se pedía que se recogiese el papel utilizado por una cara en una caja en cada clase para darle un segundo uso, que se guardasen todos los papeles en contenedores de clase para llevarlos al contenedor azul de la calle. Para conseguirlo, se pedía la colaboración de todos los miembros de la comunidad educativa. Se pretendía que lo mismo el alumnado que el profesorado, el personal de servicios, apreciasen y valorasen la aportación individual y colectiva en el uso adecuado del papel.

En verdad, pocas personas saben el papel que utilizan realmente. Si en un instituto se contasen cuadernos, fotocopias, libros, trabajos, etc., llegarían a miles de hojas cada año. Las cifras de consumos personales abruman y pocos reconocemos las cantidades que nos dicen. Si valoramos los consumos totales en el instituto cada año, nos salen cantidades que no alcanzamos a valorar bien pero en cualquier caso las consideramos desmesuradas. Por eso hay que actuar ya. Poco a poco vamos avanzando. Se empieza a consumir menos papel y todo el que se compra en el instituto es reciclado o con el sello FSC (Papel elaborado con pasta de madera extraída con una gestión sostenible del medio). Cada día son más los alumnos y profesores que utilizan el papel de manera más responsable, que lo reutilizan y piden sus fotocopias por las dos caras. El personal no docente se implica en la recogida y en el control de fotocopias y papeleras, pero nos queda un largo trecho por recorrer.

Así, los contenedores de las clases no cumplen la función para la que fueron destinados. Permanecen días y días en algunas clases sin ser vaciados en el contenedor general y contienen muchos “papeles” que no deberían estar allí, porque están sin usar o son cosas que no se reciclan. Hay que recordar a menudo a todos que cada hoja que utilizamos incorrectamente, o tiramos a la papelera, supone un coste ambiental superfluo. Significa la tala de árboles con el consiguiente efecto en la calidad global del aire y en el deterioro del medio ambiente de los países de donde procede la madera, incrementa el consumo de agua y de energía en los nuestros, con lo que también nos afecta.

Por eso no podemos descuidarnos; aún nos falta cambiar hábitos. Hemos de entender que la tarea que se ha marcado la Comisión Ambiental se logra con la participación de todos. Por eso hay que convencerse de que se pueden reducir nuestros consumos y emplear solamente las hojas precisas; que hay que recoger el papel usado por una cara para darle un segundo uso. Parece que el papel ya lo dejamos en el contenedor de clase pero hay que animarse a vaciarlo en el de fuera del instituto para que los servicios municipales lo recojan. Seguro que si se reflexiona un poco sobre estas cuestiones se querrá colaborar en nuestra iniciativa. Para lograr la apuesta que nos hemos planteado necesitamos la ayuda de todos.
GRACIAS POR INTENTARLO.
Carmelo Marcén Albero